martes, 16 de octubre de 2012

El tren de la una no tiene maquinista.


Me queda mucho tiempo por vivir, y creo que lo he vivido todo, lo único que no he hecho ha sido montar en el tren, quizá en el encuentre nuevas cosas que rompan con la monotonía  que hace poco decidió habitar conmigo y se ha traído consigo sus cosas más imprescindibles.

Pues allí había un grupo flores esperando el tren para escapar del verde bosque. Todas pegadas a la barandilla, dispuestas a tirarse al tren en marcha, que viaja sin maquinista. Pasó el primer tren, no paró. Muchas cayeron a la vía del tren sin éxito mientras que otra parte muy reducida conseguía caer dentro y viajar hasta confines inhabitados...
Pasaron años hasta que el tren envuelto en una bruma de niebla, creó un revuelo entre las flores que llegaron hasta la barandilla empapados en sudor y angustia ante la llegada del ten. Pero esta vez, ninguno consiguió llegar hasta el tren. Cuando todas las flores volvieron de su intento vieron un pensamiento que permanecía sentado en su banco tranquilamente que ni siquiera se había movido.
   -¿Por qué ni siquiera has intentado lanzarte a por el tren? -dijo una rosa-.
   -¿De verdad que no os habéis dado cuenta de que el tren para unos metros más adelante? -dijo el pensamiento-.
   -Sí, pero así tenemos excusa de dejar pasar una oportunidad tan grande como esta.
   -¿Qué oportunidad?
   -La de hacer un pacto.
   -Me estoy perdiendo.
   -Este tren nos nos lleva ante nosotros y nos da la oportunidad de ser felices mediante un pacto con nosotros mismos, que no nos importe estar rodeados de árboles grandes de color verde homogéneo.
   -¿Y ante tal tentativa cómo es que no vais y os montáis en el tren?
La rosa suspiró y sintió que aparecía rocío en sus pétalos.
   -Porque es difícil mantener el pacto, y si lo rompes serás infeliz el resto de tu vida.

16 -10 -12

Bajando por algún lugar remoto siguiendo el camino establecido por ellos encuentro alguien florecer con más color que nadie, pero es tapado por árboles grandes y aburridos verde homogéneo... La ruta se convirtió en mi destino aun sabiendo la gran mentira que esconde. Quizá sea mejor rebajarse, ¿o subir? al nivel de los árboles. El tren seguirá pasando pero yo crearé mi propia realidad gracias al pacto que hice conmigo mismo.
¡Cómo me gustaría firmar esta carta, o lo que sea! Pero para eso tendría que saber quien soy y a donde voy...

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