"La libertad es una herramienta tan poderosa, que es necesario controlarla" Vladimir Lenin
Tardó tanto en escribir su carta de adiós, que cuando la vio finalizada, pensó si de verdad quería irse. Para colmo, su último paso, su último paso en la ciudad de los locos, fue una chapuza. Tan ensayada, tan trabajada, ¿por qué ahora se derrumbaba en forma de cuchilla para hacer de su alma una nube negra? Lo sabía, no podría recuperar esa estabilidad, no podría tener un centro de gravedad hasta que no se quitase esa espina. Lo volvió a intentar, y algo peor ocurrió, peor que haber fracasado, y es que no sabía si se trataba de un éxito rotundo, por tratarse de lo que era en sí, una venganza efectuada con el arte definido como la perfección del arte, u otro fracaso más.
Intentando acabar los 100 microrelatos sobre la venganza y el orgullo. Composiciones cortas ya fuesen premiadas o no. Los ensayos los encontrarás en mi otro blog: hastaeltriunfo.blogspot.com
viernes, 31 de enero de 2014
viernes, 24 de enero de 2014
Orgullo (V)
Veía en el la esperanza de todos los años perdidos, de toda la furia que se había tragado y digerido hasta hacer de ella cráteres infectados en lo profundo de su alma. No tenía expectativa alguna de recuperar el tiempo perdido, pero hay cosas que con el tiempo se ignoran, pasan a otra fase en la vida. Ya no quería seguir luchando contra injusticias hechas leyes, pero tampoco quería que estas y sus creadores quedasen impunes por el mal que le habían hecho al todo en nombre del todopoderoso. Como si de una escultura se tratase, escribió en aquella tabla rasa tal y como la describía Aristóteles, pero muchos años después, se daría cuenta de que hay cosas con las que se nace, y los cráteres afloraron haciendo que su bomba de la vida se apagase para siempre, y solo le quedase vivir como un ser inerte.
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