viernes, 6 de diciembre de 2013

Esperar

   ¿Y cómo pretendes que sobreviva hasta entonces? Y así, empezó su condena. Su cadena perpetua, a la espera siempre de una fecha que cada vez de alejaba más. Su vida se había basado en un zig-zag de recuperación  y caída, desde el convencimiento de que el no sería la respuesta y no había nada que hacer hasta los días que se acostaba pensando que era la persona más afortunada por el simple hecho de haberla conocido. Pero el día se acercaba, y el arrojo que hubiese tenido las otras veces se había disipado, consecuencia de la resignación y el abandono. 
   Qué difícil es hacerle entender que cualquier cosa querría antes que caer en la compasión, declarada la peor enfermedad en estos temas.

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