Grabiel García Márquez comienza
su obra hablando de los gitanos, que por aquél entonces llegaban al pueblo, y de
los fundadores de Macondo, José Arcadio y Úrsula Iguarán que dan comienzo a la
estirpe de los Buendía que ha de durar, como bien indica el título, cien años.
A partir de ese punto, comienzan las generaciones invadidas por la maldición de
la soledad. Una observación que queda muy clara, y que además Úrsula Iguarán
apunta, es que el tiempo parece no pasar en la estirpe de los Buendía.
Y éste, es uno de los rasgos más
característicos de la obra. El tiempo no pasa, sino que se desarrolla en círculos.
La repetición de los nombres en los miembros de la familia a lo largo de la
historia, los mismos errores que cometen una y otra vez los personajes y los
pecados que comenten siempre que los lleva a la perdición: violencia e incesto.
Éstos rasgos podrían hacer parecer a la obra repetitiva y aburrida, pero el
autor, se encarga de que no sea así.
Violencia, pues así inician
Macondo sus fundadores, escapando de un horrible crimen relacionado con los
gallos de pelea. Y también como se observa, la gran tendencia que tienen sobre
todo los personajes principales a participar en la guerra.
Incesto, se da a conocer desde el
principio al igual que la violencia. Los fundadores de Macondo, José Arcadio y Úrsula,
eran primos y no querían procrear, por miedo a que sus hijos naciesen con “cola
de cerdo”. Y así, se repite muy a menudo esta situación, en la que por soledad,
los personajes se ven arrastrados al incesto.
Aunque su autor le quite
importancia a este libro y le de más mérito a su otra gran obra "El amor
en los tiempos del cólera" esta es, para mí, la única obra que he leído
que es capaz de trasmitir un sentimiento que no sean los explotados, amor y
muerte, sin a penas nombrarlo. Y es cierto, la palabra "soledad", a
pesar de ser el sentimiento principal de la obra, es la que menos nombra. Los
personajes tienen la maldición de la soledad y no hace falta decirlo, porque a
través de la historia, lo deja bastante claro.
En cuanto a la metáfora y a la
historia que hay realmente detrás de las letras que conforman esta obra, no
quiero decir demasiado pues, hay muchísimas, y sé que la mayor parte se me escapan.
Como excepción, comento por último, el castaño.
El primer José Arcadio Buendía,
fundador de Macondo, pasa su vejez bajo el castaño atado y con la única compañía
de su mujer Úrsula que apenas tenía tiempo de ir con él porque estaba ocupada
con las tareas de la casa. En una ocasión sueltan a José Arcadio, pero este no
corrió porque, como dice García Márquez, algo más allá de lo puramente material
lo mantenía atado a la sombra del castaño. Este es sin duda mi momento favorito
de la obra.
Podría seguir contado sobre el
libro, pero veo mejor que ustedes se lo lean, porque les trasmitirá todo y
mucho más y les aseguro que el final, les dejará de piedra.
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