Hay algo dentro de ti hijo, que algún día te llevará muy lejos. Hay algo que solo las personas de tu edad comprenden su importancia.
Sin saberlo se marcó a sí mismo. Engaño tras engaño, nunca lo llegó a reconocer, y cuando quiso quitarse esa señal porque ya nada significa en su vida, que había ya llenado con cosas que antes hubo odiado, no pudo y se retintó la injusticia, que tanto significó para él.
Intentando acabar los 100 microrelatos sobre la venganza y el orgullo. Composiciones cortas ya fuesen premiadas o no. Los ensayos los encontrarás en mi otro blog: hastaeltriunfo.blogspot.com
jueves, 10 de octubre de 2013
viernes, 4 de octubre de 2013
Orgullo (II)
¿Recuerda? ¡Sí! ¡Recuerden! ¿¡El que no sirve para servir no sirve para vivir!? ¿Y quién lo dijo? Los que sirven a un engaño ¡Já! Prefiero un ideal que me deje ser libre, no tener que servir.
Pero volvamos a que, llegando desde que nacimos hasta que íbamos esperando acabar con cada etapa para ser más libres. ¿Recuerdan aquellos chistes de esa libertad que no llegaba? Pues aquí es que hubo quién no los entendió, o es que eran demasiado crueles. Mandó el sobre con el dinero y con una nota de explicación tan breve que por no ser que estaba escrita a mano solo se hubiese entendido que se devolvía un préstamo.
Siempre fantaseó cuando era joven con mandar esa carta una vez que la vida le hubiese devuelto lo que había había hecho por ella, en forma material, claro. Pero ahora, que se disponía a enviarla se planteó si lo hacía de verdad por que lo ansiaba tanto como él creía, o ejecutaba su plan, por lo mismo que un hermano descabeza las muñecas de su hermana pequeña: porque puede.
Pero volvamos a que, llegando desde que nacimos hasta que íbamos esperando acabar con cada etapa para ser más libres. ¿Recuerdan aquellos chistes de esa libertad que no llegaba? Pues aquí es que hubo quién no los entendió, o es que eran demasiado crueles. Mandó el sobre con el dinero y con una nota de explicación tan breve que por no ser que estaba escrita a mano solo se hubiese entendido que se devolvía un préstamo.
Siempre fantaseó cuando era joven con mandar esa carta una vez que la vida le hubiese devuelto lo que había había hecho por ella, en forma material, claro. Pero ahora, que se disponía a enviarla se planteó si lo hacía de verdad por que lo ansiaba tanto como él creía, o ejecutaba su plan, por lo mismo que un hermano descabeza las muñecas de su hermana pequeña: porque puede.
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